Frei Betto: “Freire llevó a los oprimidos a conquistar su autoestima política y su protagonismo”

El fraile dominico Frei Betto sostiene que no es posible aplicar enteramente la pedagogía freireana en la escuela formal

Publicado em 18/09/2021 no “LACAPITAL”

La entrevista vía Zoom con el fraile dominico nacido en Minas Gerais y autor entre otros de Fidel y la religión, El día de Angelo P. y Por una educación crítica y participativa, se da en el marco del centenario del nacimiento de Paulo Freire, a quien recuerda como un hombre carismático, humilde, con los pies en la tierra y un cristiano revolucionario “interesado en fortalecer la conciencia política y ciudadana del pueblo”.

Teólogo, educador popular ligado a las comunidades eclesiales de base y discípulo de Freire —sus textos se encuentran en la librería virtual freibetto.org/livrariapara Betto la pedagogía freireana no se puede aplicar integralmente en la enseñanza formal, porque sería como “meter un elefante en una caja de fósforos”. Y afirma que todo educador debe preguntarse por el objetivo final de su tarea, si es “mera producción de mano de obra para la reproducción del sistema desigual” o está formando personas para construir “otro mundo posible”.

—¿Cómo conoció a Freire?

—Conocí la metodología pedagógica de Freire antes de conocerlo a él personalmente. Vivía en Río de Janeiro a inicios de los años 60 y la metodología había llegado ahí a través del Movimiento de Educación de Base (MEB) al que estaba vinculado. Pude adoptar la metodología en un trabajo con obreros de una fábrica de camiones cerca de Río de Janeiro. Después que salió de la cárcel, donde Paulo Freire estuvo a raíz del golpe militar, fue a refugiarse a la embajada de Bolivia en Río de Janeiro. En septiembre del 64 fui a visitarlo en la embajada y nos conocimos personalmente. Después nos encontramos cuando regresó del exilio a Brasil en 1980. Pasaron muchos años, mantuvimos algún contacto por correspondencia, a través de amigos, pero yo seguía adoptando su metodología, sobre todo en la segunda mitad de los años 70, cuando fui a vivir en una favela en Vitória, en la provincia de Espírito Santo, y también en mi trabajo con las comunidades eclesiales de base en todo Brasil. Fui un discípulo muy fiel de Paulo Freire. Y cuando él regresó del exilio vino a vivir en San Pablo, cerca del convento en el que yo vivo. Con mucha frecuencia me invitaba a almorzar en su casa y ahí teníamos muy buenas charlas. De esas charlas surgió el libro Esa escuela llamada vida.

—Contó que conoció el método Freire en esa fábrica de camiones ¿Cómo lo describiría?

—Implicaba saber leer el mundo antes de aprender a leer textos. Esto vino de la metodología de la Acción Católica Brasileña, un movimiento cristiano progresista que tenía el método de ver, jugar y actuar. Paulo Freire era un cristiano que supo adaptar la metodología marxista sin ningún problema para su fe cristiana. Adoptó ese método inductivo donde cuanto más se conoce el contexto mejor se comprende el texto. Un ejemplo del trabajo que hacíamos en la fábrica: proyectábamos diapositivas con fotos de la cercanía y de la propia fábrica, y a los obreros les hacíamos preguntas:

—En esta foto, ¿qué cosas el ser humano no ha creado?

—La loma, el cielo, los árboles, los pájaros.

—¿Y qué cosas ha creado el ser humano con su trabajo?

—Los camiones, el edificio, la carretera, las bicicletas.

—¿Y de donde viene la materia prima para producir ladrillos, hierro para los camiones o madera para el cercado?

—De la naturaleza. —Ahí venía el concepto de cultura, la acción humana sobre la naturaleza.

—¿Qué vehículos hacen en esta foto?

—Camiones.

—¿Tienen camiones?

—No, bicicletas. Los camiones son muy caros, cuestan como 40 mil dólares. Para tener un camión hay que trabajar décadas.

Ahí venía la concepción de la plusvalía, la relación de clase, las contradicciones, la mercancía, la explotación del trabajo obrero. Desde ahí era muy fácil sacar palabras generadoras como explotación, opresión, capital, naturaleza, cultura, para empezar el pasaje de alfabetización.

—¿Qué eran las palabras generadoras?

—Son las palabras centrales del mundo cultural del obrero, de un campesino o un pescador. Palabras que a partir de ahí se va generando un vocabulario. Por ejemplo, de la palabra vivienda se puedes sacar vida, vitalidad y muchas expresiones de la palabra casa. Esas son las palabras generadoras, aquellas que son más usuales en el vocabulario de una persona que está siendo alfabetizada.

—¿Qué significa aprender con el pueblo?

—Ese es un concepto muy importante en la metodología de Paulo Freire. Significa que no hay nadie más culto que otro, hay culturas distintas y socialmente complementarias. Es una falsedad pensar que una persona que tiene posdoctorado en la universidad es por eso más culta que otra que nunca ha ido a la escuela. Es un falso concepto la idea de que la cultura está asociada a escolaridad. Un ejemplo: un astrofísico con todos los títulos universitarios y científicos, tiene una cocinera que se llama María, que nunca ha ido a la escuela pero que tiene una cultura culinaria que el astrofísico no posee. Si hacemos un balance de quién depende más de la cultura de otro, seguramente María puede pasar sin la cultura astrofísica de su patrón, pero él jamás puede pasar sin la comida de María.

—¿Qué significa Freire en la historia de la educación popular, qué legado deja?

—Puedo decir que sin Freire no habría Lula, Rafael Correa o Evo Morales. Todos esos líderes populares que despuntaron en América Latina son fruto de la pedagogía de Freire, porque llevó a los oprimidos a conquistar su autoestima política y su protagonismo. Hasta Freire los campesinos y obreros progresistas eran conducidos por una vanguardia de intelectuales de izquierda. La vanguardia del proletariado nunca era formada por los propios proletarios. A partir de Freire son los mismos oprimidos los que asumen la dirección del proceso emancipatorio. Este es el sentido más profundo de su pedagogía.

—En el El día de Angelo P usted dice: “Detesto las aulas, las hamburguesas y la gente que se jacta de engañar a los demás”. ¿Sigue pensando lo mismo de las aulas?

—Si, por eso fui a trabajar con la educación popular. Porque la pedagogía de Freire no se puede poner en la enseñanza formal. Se pude poner uno u otro aspecto, pequeños ensayos si es posible. Pero poner a la pedagogía de Freire en la escuela formal es lo mismo que meter un elefante en una caja de fósforos. Es imposible, porque en la educación popular dependemos del ritmo de los educandos y no del calendario del año lectivo. Siempre me rehusé a ser profesor en escuela formales. He sido muy poco tiempo en algunas escuelas, para cubrir algún vacío que había, pero a mí me gusta trabajar con la gente sencilla de las favelas y de los movimientos populares. Ahí no tenemos la camisa de fuerza de todas las formalidades de la enseñanza burguesa, porque toda nuestra estructura de enseñanza es muy elitista. Lo que Paulo Freire denunció como educación bancaria, el meter en la cabeza de la gente nuestros saberes y conocimientos.

—De todas formas usted solía visitar escuelas. Cuando lo hacía, ¿le gustaba indagar en algo en particular?

—Nunca tuve la pretensión de llevar a las escuelas formales la metodología de Paulo Freire. Tenía sí la pretensión de cuestionar sobre todo en dos aspectos: primero siempre preguntaba cuál era la merienda de los estudiantes, porque en general eran las menos indicadas para una buena salud. Con exceso de grasas, de azúcar. A muchos niños no les gusta la ensalada, entonces preguntaba por qué no usaban un pedacito de tierra para hacer un huerto, porque esos niños al hacer la cosecha van a superar los prejuicios que tienen. Y la otra pregunta que siempre hacía era ¿cómo es la educación sexual en la escuela? En general viene una profesora o profesor a decir que la educación sexual es así y asá. Y le digo: “Bueno, usted me perdonará, pero eso es educación de higiene corporal para evitar enfermedades sexualmente transmisibles, porque en ningún momento ha dicho dos palabras fundamentales: amor y afecto”. Si no es educación para el amor y el afecto está equivocada. Pero no tengo otra pretensión, estoy convencido que se pueden meter aspectos de la metodología freireana en la escuela formal, pero no se puede adoptar totalmente, porque la escuela formal es una compresión a esa metodología y no permite desarrollarla.

Poner la pedagogía de Freire en la escuela formal es lo mismo que meter un elefante en una caja de fósforos. Es imposible”

—¿Cómo era personalmente Paulo Freire?

—Era un hombre muy humilde, en el sentido etimológico de la palabra. De humus, de tener los pies en la tierra. Tenía conciencia de su valor como pedagogo, de su trabajo a nivel mundial, sobre todo en los años que estuvo fuera de Brasil. Cuando fue al Consejo Mundial de las Iglesias en Ginebra pudo viajar a todos los continentes, llevando su metodología a pueblos muy pobres. Era un hombre sin pretensiones de ser importante o de riqueza. Estaba sobre todo interesado en fortalecer la conciencia política y ciudadana de nuestro pueblo. Paulo Freire era un revolucionario en el sentido profundo de la palabra. Era un cristiano revolucionario, y su sueño era justamente ver un Brasil emancipado de las opresiones, con mucho menos desigualdad social, con la gente en condiciones de tener los derechos humanos fundamentales asegurados, como alimentación, salud, educación, cultura y trabajo. Era una persona muy sencilla, no creaba ninguna barrera para acercarse a él, pero era un hombre carismático, sin ninguna duda. Cada vez que iba a dar clase a la Universidad Católica de San Pablo tenían que pasar a un salón porque no estaban solamente sus alumnos sino que llegaban estudiantes de otros cursos interesados en sus charlas.

—¿Hay algún libro, anécdota o frase de Freire que lo acompañe más en estos tiempos?

—Muchas. Él decía mucho una palabra que no sé cómo traducir, que es boniteza, una expresión del nordeste de Brasil. O sea, una cosa muy bella, delicada. Decía que en la educación hay que imprimir boniteza. También decía con otras palabras que la cabeza piensa donde los pies pisan. O sea, usted no puede tener empatía con los oprimidos si vive todo el tiempo en el mundo de los opresores. Si no tiene vínculo con el mundo de los más pobres, de los empobrecidos. Paulo era una persona muy realista en ese sentido, de una epistemología que tenía que tener como punto de partida el mundo de los oprimidos. Eso era muy frecuente en toda su obra: Pedagogía de la autonomía, Pedagogía de la libertad y sobre todo Pedagogía del oprimido, que es su obra más clásica.

—En este tiempo que vive América Latina de avance de ideas reaccionarias y discursos racistas, donde algunos plantean que “la rebeldía” parece ser de derecha ¿qué puede aportar Freire?

—Creo que uno de los problemas de América Latina, sobre todo que han enfrentado los gobiernos progresistas de América del Sur en las últimas décadas, es que hemos formado muchos militantes de base, pero esa gente fue absorbida por estructuras de gobierno. O sea, en la medida que líderes como Chávez, Maduro, Morales, Correa, Lula o Dilma fueron ocupando espacios en gobiernos había que tener cuadros confiables, con sintonía ideológica con la propuesta de gobierno. Con eso dejamos espacios vacíos en los barrios populares, y ese vacío fue progresivamente ocupado —en el caso de Brasil— por tres vertientes: el fundamentalismo religioso, el narcotráfico y las milicias, las bandas paramilitares criminales con las cuales Bolsonaro tiene excelente relación. Nuestra principal tarea es volver al trabajo de base. No hay posibilidad de emancipación de América Latina y de los pueblos sin ese trabajo de base, en formación, concientización, organización y movilización. Son las cuatro palabritas que están en la obra de Freire para crear un nuevo proyecto de sociedad. Para dar consistencia a nuestra esperanza de un futuro mejor.—¿Qué le diría a quienes militan en esos movimientos de base, que le disputan al narcotráfico el futuro de muchos chicos y chicas?

—Sí, y sobre todo en situaciones en las que esos chicos y chicas no tienen escolaridad, acceso a la escuela y a empleos. Entonces esa gente se torna muy vulnerable a cualquier tipo de asociación criminal y va por ese lado, sobre todo con este fenómeno de las drogas. No creo en ninguna izquierda que no tenga en su proyecto un trabajo de educación popular.

—¿Qué mensaje le daría a los docentes que están dentro o fuera del sistema educativo?

—Si son educadores se tienen que preguntar ¿educar para qué? ¿Educar para el mercado capitalista, educar muchachos y muchachas para que se tornen mano de obra sofisticada, tecnológica y científicamente bien preparada pero sin ningún proyecto de sociedad en la cabeza? O sea, de mera reproducción de ese sistema de desigualdad, de explotación, de esta era que muchos llaman antopoceno pero yo llamo capitaloceno. Porque la hegemonía mundial está concentrada en los privilegios del capital y no de los derechos colectivos. Creo que cada profesor, maestro o maestra se tiene que preguntar qué objetivo final tengo en mi educación, si mera producción de mano de obra para la reproducción del propio sistema o estoy preparando gente para buscar otro mundo posible, una alternativa a esta sociedad que cada vez más agranda la desigualdad social, la devastación socioambiental y tantos otros problemas que el mundo enfrenta hoy. Agravados con esta pandemia terrible que seguramente tiene que ver con el desequilibrio ambiental, porque la cadena predatoria de la naturaleza se rompe con la injerencia humana y los animales acaban pasando a nosotros sus enfermedades.

—¿Qué utopías perseguir hoy?

—La utopía que me mueve es muy sencilla: creo que no hay futuro para la humanidad si no compartimos los bienes de la tierra y los frutos del trabajo humano. Es como una familia, donde las personas son muy distintas y hay distintos talentos e inteligencias. Pero ningún padre o madre concede a un hijo derechos que no concede a otro. Todos tienen iguales derechos y oportunidades. Este es mi proyecto de sociedad, muy sencillo. ¿Y en qué me he inspirado?. Por la práctica y la palabra de Jesús en los Evangelios. Jesús vino a proponer no propiamente una religión ni mucho menos una Iglesia, sino un proyecto político y civilizatorio que él llamaba reino de Dios. Que la iglesia puso arriba, pero en la cabeza de Jesús estaba delante. Por eso fue crudamente asesinado, porque hablar del reino de Dios en el reino del César, es lo mismo que hablar de democracia en la dictadura, o de socialismo en el capitalismo. Hoy estoy convencido que seguramente no voy a disfrutar de eso, pero hay que vivir para ser semilla de ese nuevo proyecto de sociedad. Que toda la gente tenga derecho no solamente de nacer con dignidad sino de vivir con dignidad. Es una cosa muy sencilla que sigo llamando socialismo. La gente dice que el socialismo no existe o que ha cometido muchos errores. Mira, la Iglesia tuvo la Inquisición y ahora tiene pedófilos pero yo no abandono la propuesta, porque en sí misma es muy buena y positiva. Siempre vamos a tener que hacer nuestras acciones dentro alguna institución, lo importante es luchar para cambiarlas. La utopía sigue siendo este horizonte que decía Eduardo Galeano, el horizonte que vemos en la ventana, que podemos ir caminando en su dirección pero jamás lo vamos a alcanzar. ¿Y para qué sirve el horizonte? Para hacernos caminar.

Cuba en Resumen entrevista Frei Betto

Por Hedelberto López Blanch (*) / Colaboración especial para Resumen Latinoamericano Cuba.

Publicado em 12/04/2021 no “CUBA EN RESUMEN”

Cuba y Venezuela no se arrodillarán ante el imperio

Asegura en entrevista con Resumen Latinoamericano el teólogo brasileño Frei Betto

Los cubanos sienten gran admiración y respeto por el teólogo brasileño Frei Betto debido a su lucha por la defensa e independencia de los pueblos latinoamericanos y por la amistad que le ha profesado a la Revolución cubana.

Betto, cuyo nombre oficial es Carlos Alberto Libánio Christo es uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación, prestigioso intelectual, filósofo, y escritor que ha obtenido numerosos reconocimientos a lo largo de sus 76 años de vida, dedicada a defender las ideas progresistas y a los movimientos de liberación de América Latina.

Ha escrito una veintena de libros entre los que destacan: Fidel y la religión (premio Juca Pato); Bautismo de sangre (memorias sobre sus cuatro años en cárceles de la dictadura militar brasileña); Entre todos los hombres (ficción, biografía no autorizada de Jesús); De las catacumbas (cartas personales); 1988: La noche en que Jesús nació, entre otros.

Betto tiene actualmente un nuevo libro destinado al pueblo cubano titulado: Cartas de la cárcel, La Habana, Editorial Caminos, 2019; asimismo labora como asesor de la FAO y trabaja en conjunto con el gobierno de Cuba en el proyecto Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional (SAN).

Resumen Latinoamericano entrevistó al destacado teólogo, también galardonado con el premio ALBA de las Letras, para conocer sus criterios sobre los procesos políticos, económicos y sociales que se desarrollan hoy en América Latina.

RSL.- ¿Cómo observa usted la situación de América Latina tras décadas de imposición de sistemas neoliberales?

Frei Betto.- Desde el éxito de la Revolución cubana, América Latina atravesó cuatro marcadas fases: dictaduras militares; gobiernos mesiánicos neoliberales (Collor de Mello en Brasil, Fujimori en Perú, Caldera en Venezuela, García-Meza en Bolivia, Menen en Argentina, etcétera) que fracasaron y han sido repudiados por los pueblos en las elecciones; gobiernos demócratas-populares (Lula y Dilma en Brasil, Chávez y Maduro en Venezuela, Kirchners en Argentina, Correa en Ecuador, Mujica en Uruguay, Evo en Bolivia), que lograron éxitos sociales y económicos, pero no todos han tratado de crear una sólida base de apoyo popular; y ahora tenemos una mezcla entre democracias socioliberales, como en México y Argentina, y ascenso autoritarista, cómo en Brasil, Chile, Colombia y El Salvador. Las políticas neoliberales no han resultado en mejores condiciones de vida para el pueblo, pero han beneficiado mucho a las élites.

Y ahora la pandemia agrava la extrema pobreza en el continente. Se estima que en 2020, 78 millones de latinoamericanos sobrevivían en extrema pobreza, 8 millones más que en 2019, o sea, 12,5% de los latinoamericanos viven en la extrema pobreza, y 33,7% en la pobreza. En total, según datos de la CEPAL, la cifra alcanza a 209 millones de personas, el mayor número en 12 años. La pandemia ha tenido también mucho impacto sobre el mercado de trabajo. En 2020 el nivel de desocupación ha subido a 10,7% (solo en Brasil a 14,7%), un alza de 2,6 puntos porcentuales en relación con 2019 (8,1%). Y los más afectados son mujeres, jóvenes e inmigrantes, lo cual explica el fuerte movimiento migratorio hacia Estados Unidos. La propia CEPAL aconseja a los gobiernos adoptar políticas de transferencia de renta para evitar empeorar la situación, pero en general no se adopta esas políticas o, como es el caso de Brasil, se adopta de modo cosmético, con limosnas que no permiten a la gente salir de la extrema pobreza.

RSL.- ¿De qué forman han afectado a nuestras naciones la actual pandemia de coronavirus y la enorme deuda externa que padecen? ¿Cree que surgirán nuevos gobiernos progresistas en la región pese a las amenazas y extorsiones de Estados Unidos?

Frei Betto.- Estoy convencido de que el pueblo latinoamericano ahora tiene nostalgia de los gobiernos democráticos-populares, lo que explica la posibilidad real de Luiz Inacio Lula de volver a la presidencia de Brasil en las elecciones de 2022, para desespero de BolsoNero (en relación al emperador romano Nerón). Y ahora con Biden, Estados Unidos va tener que cambiar su política para con nuestro continente, debido a la fuerte presencia de inversiones chinas en nuestras economías. Entre políticas neofascistas y mercado Trump optó por la primera. Biden seguramente va a preferir la segunda, lo que puede significar menos agresiones a las fuerzas progresistas.

RSL.- ¿Cómo analiza la gestión político-económica-ambiental y social del presidente Jair Bolsonaro en Brasil y cuál podría ser una solución futura para esa nación?

Frei Betto.- La solución inmediata tiene cara y nombre: Lula. El pasado 9 de abril, Brasil llegó a 350.000 muertos por Covid y 14 millones de infectados. ¡Un genocidio! Y en marzo la Amazonia ha sido desmantelada en 367,61 kilómetros cuadrados (dato del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, órgano del gobierno federal). ¡El mayor índice histórico! BolsoNero es el típico exterminador de la democracia, del equilibrio ambiental, de los derechos humanos.

RSL.- ¿Según su criterio por qué han podido resistir los gobiernos de Cuba y Venezuela a los bloqueos económico-financieros lanzados desde Estados Unidos?

Frei Betto.- Por dos razones sencillas: Cuba y Venezuela tienen pueblos conscientes de su soberanía e independencia, jamás dispuestos a ponerse de rodillas delante del imperialismo. Y Estados Unidos ha aprendido en Vietnam que no es posible doblegar a un pueblo. Puede derrocar a un gobierno, como en Irak o Libia. Pero un pueblo siempre es una fuerza invencible. Y cualquier agresión a Cuba o a Venezuela significa tener que enfrentar la resistencia de todo un pueblo.

RSL.- ¿Cuál es su criterio sobre la Revolución cubana en estos 62 años de existencia, así como la ayuda médica que ha brindado a otros pueblos del mundo?

Frei Betto.- La Revolución es mundialmente conocida y admirada por su solidaridad global, los legados de Martí y de Fidel. Por esos motivos y otros más, las brigadas médicas cubanas merecen el Premio Nóbel de la Paz y, quizá, también el de la Medicina. En estos 62 años la Revolución ha logrado probar su resiliencia delante de las más duras presiones y sabotajes. Siempre confío en la capacidad del pueblo cubano de reinventar sus caminos de futuros, el modo de preservar y mejorar su ideal de sociedad capaz de compartir entre todos los bienes de la Tierra y los frutos del trabajo humano.

(*) Periodista cubano. Escribe para el diario Juventud Rebelde y el semanario Opciones. Es el autor de «La Emigración cubana en Estados Unidos”, «Historias Secretas de Médicos Cubanos en África» y «Miami, dinero sucio», entre otros.

Coletivo Terceira Margem entrevista Frei Betto

Por Evandro Affonso Ferreira

Publicado no “Coletivo Terceira Margem”

Frade da Ordem Dominicana. Teólogo, escritor e jornalista. Mineiro. Militante dos movimentos pastorais e sociais. Coordenou a Mobilização Social do Programa Fome Zero. Recebeu vários prêmios por sua atuação em prol dos direitos humanos e a favor dos movimentos populares. Escreveu dezenas de livros, entre eles: Batismo de Sangue (Prêmio Jabuti, Juca Pato). Ser humano especial: primeira grandeza.

Evandro Affonso Ferreira – E as certezas? Vida toda ultrapassamos, se tanto, o pórtico do talvez?

Frei Betto — Talvez. Ou nem isso. Como disse seu Antônio, de 62 anos, na formatura do curso de alfabetização, sem nunca ter ouvido falar de Sócrates, “agora sei quanta coisa não sei”. Por isso a fé me é tão útil, porque me inserta em uma esfera literalmente fabulosa, que me imprime o que mais importa nesta vida – um sentido.

Evandro — É difícil adquirir o hábito de deixar logo de manhãzinha o furor no fundo da gaveta?

Frei Betto — Sim, sou matutino. Jamais escrevo após desaparecer a luz do sol. Acordo muito cedo e, como Pandora, arranco a tampa da jarra e volatilizo todos os males. Medito. A meditação me salvou na prisão e, agora, na quarentena (cf. meu “Diário de quarentena – 90 dias em fragmentos evocativos” [Rocco, 2020]). Resta a esperança e, como ensinou Santo Agostinho, com suas duas filhas – a indignação, para me rebelar contra toda essa desordem estabelecida, e a coragem, para lutar pela mudança.

Evandro — E quando você se vê num compartimento de reduzidas proporções, cujo nome é pressentimento?

Frei Betto — Melhor, porque me fornece uma direção. A vida é um jogo permanente de opções e, portanto, também o reverso, renúncias. Se o compartimento é muito reduzido, mergulho para dentro de mim mesmo. E me desafogo…

Evandro – Costumo dizer que sou muito afetivo, pegajoso, motivo pelo qual gostaria que Deus fosse palpável. Afinal, procurar Deus é querer apalpar plenitudes?

Frei Betto — Não plenitudes, mas platitudes, como nesta minha

PROFISSÃO DE FÉ

Frei Betto

Frei Betto
Frei Betto

E se em vez de canto gregoriano
Eu disser pelo pubiano,
Aqui está Deus?

E se em vez de sacramento
Eu disser excremento,
Aqui está Deus?

E se em vez de teodiceia
Eu disser diarreia,
Aqui está Deus?

E se em vez de adorar
Eu disser urinar,
Aqui está Deus?

E se em vez de salvação
Eu disser salivação,
Aqui está Deus?

E se em vez de cruz
Eu disser pus,
Aqui está Deus?

E se em vez de celebrar
Eu disser arrotar,
Aqui está Deus?

E se em vez de Vésperas
Eu disser vísceras,
Aqui está Deus?

E se em vez de batina
Eu disser vagina,
Aqui está Deus?

E se em vez de meditação
Eu disser menstruação,
Aqui está Deus?

E se em vez de prelado
Eu disser pelado,
Aqui está Deus?

E se em vez de perdoar
Eu disser protestar
Aqui está Deus?

E se em vez de procissão
Eu disser revolução,
Aqui está Deus?

E se em vez de sermão
Eu disser tesão,
Aqui está Deus?

E se em vez de Pio
Eu disser cio,
Aqui está Deus?

E se em vez de consagrar
Eu disser lupanar,
Aqui está Deus?

E se em vez de virtude da fé
Eu disser bicho-do-pé,
Aqui está Deus?

Está.
(Deus só nega
O desamor,
E jamais o que criou)

Evandro — E quando o afago se descamba para a obliquidade? Como consertar as empenas do telhado do fraterno?

Frei Betto — Inevitável, porque tudo que é humano é oblíquo. O Universo é feito de curvaturas. E uma palavra significa tanta coisa, como os gestos, que inclusive exige dicionário… O fraterno, para não empenar, tem que apoiar o telhado nas estacas da tolerância e do perdão. Fora disso é se embebedar de amargura no bar da solidão.

Evandro – É possível rastrear lampejos?

Frei Betto — São eles que iluminam nossos caminhos. Nascer é muito solidário, mas viver, como morrer, é muito solitário. São os lampejos que vagaluminam nossos caminhos. Por vezes, incertos. Ainda assim, prefiro não rastreá-los.

Evandro – E quando seus passos não se adaptam de jeito nenhum às probabilidades peregrinas?

Frei Betto — Nem me atrevo ao risco assumido por Raskolnikov, nem cedo do desespero de Madame Bovary. E se há uma autodefinição para os meus passos é esta: “Peregrino da vida, viajo a bordo de um paradoxo”.

Evandro – É possível se precaver tempo todo contra as próprias contradições?

Frei Betto — Jamais, porque muitas delas são sutis ou se apresentam revestidas de celofane (que vocábulo admirável!). Como escreve Guimarães Rosa em “Tutameia”, “Sábio sempre foi Ulisses, que começou por se fazer de louco. (…) De sofre e amar, a gente não se desfaz”.

Evandro – E quando as mágoas se embrenham nas suas entranhas? Como se livrar dos urros do rancor?

Frei Betto — Jamais odeio ou guardo mágoa, rancor. Não por virtude, e sim por comodismo. Aprendi na prisão: o ódio é um veneno que você toma esperando que o outro morra. Já disseram que a frase é do Shakespeare. Pesquisei todo e não encontrei. Então, me apropriei.

Evandro – Você já ensinou seu próprio olhar a refutar angústias e todos os seus apetrechos melancólicos?

Frei Betto — Mineiro como você, procuro avistar além das montanhas. Não me resta tempo para a melancolia. E minha única angústia é a saudade que sinto do futuro espelhado em minhas utopias.

Como escreve Frei Betto

Publicado no site “Como eu escrevo”, por José Nunes

Como você organiza sua semana de trabalho? Você prefere ter vários projetos acontecendo ao mesmo tempo?

Em geral, não tenho rotina, pois em tempos normais viajo muito. Porém, a pandemia me exige isolamento social e, assim, a semana de trabalho é mais previsível. Escrevo pela manhã e à tarde, jamais à noite, quando as musas vão dormir…

Sim, trabalho em vários projetos literários simultaneamente, mas sempre priorizo um deles.

Ao dar início a um novo projeto, você planeja tudo antes ou apenas deixa fluir? Qual o mais difícil, escrever a primeira ou a última frase?

Por vezes o novo projeto me “persegue” por muitos anos. Sinto-me “grávido” dele. Até que decido redigi-lo. Deixo fluir. Faço esquemas simples, muita pesquisa, e redijo manualmente antes de passar ao computador. Exceto artigos e conferências, trabalho sem pressa ou pressão. O mais difícil é encontrar o “sotaque” do texto. A “voz” original.

Você segue uma rotina quando está escrevendo um livro? Você precisa de silêncio e um ambiente em particular para escrever?

Sou muito disciplinado. Escrevo todos os dias, preferencialmente pela manhã. Levanto muito cedo. Quando me canso de um projeto literário, passo a outro, pois trabalho em vários ao mesmo tempo. Quando me sinto árido, sem inspiração, leio clássicos como Machado de Assis, Dostoievski, Cervantes etc.

Para criar ficção, necessito de silêncio e solidão. Artigos e ensaios escrevo em aeroporto ou até em sala de espera de dentista…

Você desenvolveu técnicas para lidar com a procrastinação? O que você faz quando se sente travado?

Deixo de lado o projeto literário A e passo ao B ou paro de escrever e vou ler, de preferência um clássico da literatura, o que me reanima.

Qual dos seus textos deu mais trabalho para ser escrito? E qual você mais se orgulha de ter feito?

O que me demandou mais tempo e pesquisa foi o romance MINAS DO OURO (Rocco), no qual narro 500 anos da história de Minas Gerais. Levei 12 anos para terminá-lo e consultei mais de 100 obras.

Entre meus 69 livros publicados, destacam-se uma meia dúzia que me dão muita alegria, inclusive por nunca saírem de catálogo: CARTAS DE PRISÃO (Companhia das Letras), meu primeiro livro, cujas cartas não foram escritas para serem publicadas; BATISMO DE SANGUE (Rocco), que me exigiu muita pesquisa para desmontar a versão policial sobre a morte de Carlos Marighella, e também ousadia por editá-lo ainda em plena ditadura. Nele descrevo a participação dos frades dominicanos na luta guerrilheira e as torturas e a morte de frei Tito de Alencar Lima; A OBRA DO ARTISTA – UMA VISÃO HOLÍSTICA DO UNIVERSO (José Olympio), fruto de seis anos de pesquisas e que me obrigou a estudar física, química e biologia; FIDEL E A RELIGIÃO (Companhia das Letras), um longa entrevista na qual, pela primeira vez, um líder comunista no poder, Fidel Castro, fala positivamente da religião; o romance policial HOTEL BRASIL – O MISTÉRIO DAS CABEÇAS DEGOLADAS (Rocco), um desafio literário, pois em narrativa policial há que combinar a criação ficcional com a tensão do mistério; UM HOMEM CHAMADO JESUS (Rocco), os quatro evangelhos em forma de romance; e o romance ALDEIA DO SILÊNCIO (Rocco), cujo personagem principal jamais profere uma única palavra.

Veja o conjunto de minhas obras: www.freibetto.org/livros

Como você escolhe os temas para seus livros? Você mantém um leitor ideal em mente enquanto escreve?

Os temas é que me escolhem. Súbito, sou “possuído” pelo tema e, por vezes, levo muitos anos até iniciar o processo de escrita.

Não, jamais imagino um leitor ideal. Aprendi com meu primeiro editor, Ênio Silveira, da Civilização Brasileira, que o leitor ideal sou eu, ou seja, somente entregar os originais ao editor após sentir esgotado todo o meu potencial criativo e estar convencido de que produzi uma boa obra.

Em que ponto você se sente à vontade para mostrar seus rascunhos para outras pessoas? Quem são as primeiras pessoas a ler seus manuscritos antes de eles seguirem para publicação?

Jamais entrego os originais ao editor sem antes solicitar a meia dúzia de pessoas que leiam. Nunca são as mesmas pessoas. No caso de um ensaio, como A OBRA DO ARTISTA, pedi a vários cientistas e filósofos uma prévia leitura crítica. No caso de um romance, encaminho a quem é afeito a esse gênero literário e me inspira confiança de que fará uma leitura crítica.

Você lembra do momento em que decidiu se dedicar à escrita? O que você gostaria de ter ouvido quando começou e ninguém te contou?

Sim, quando aos 8 anos meu ego bateu no teto da sala de aula ao ouvir a professora Dercy Passos, minha alfabetizadora no Grupo Escolar Barão do Rio Branco, em Belo Horizonte, dizer à toda classe: “Vocês deveriam fazer como o Carlos Alberto. Ele mesmo escreve as composições dele. Não pede aos pais.” E aos 11 anos ouvi de meu professor de Português no colégio marista, irmão José Henriques Pereira: “Você só não será escritor se não quiser”. Hoje, de tanto escrever, produzi até o livro OFÍCIO DE ESCREVER (Rocco), no qual narro meu trabalho literário e dou dicas a escritores.

Desde criança escrevo muito. Mas supunha que produzir um livro estava muito além de minhas possibilidades e talento. Por isso fui cursar Jornalismo… Foram os generais da ditadura que me promoveram de escritor a autor. As cartas que escrevi em quatro anos de cárcere (1969-1973) foram reunidas aqui fora por Maria Valéria Rezende, hoje uma romancista consagrada, e editadas, primeiro, na Europa.

Gostaria de ter ouvido: “Você tem talento para ser romancista”.

Que dificuldades você encontrou para desenvolver um estilo próprio? Algum autor influenciou você mais do que outros?

Cada novo projeto literário é, para mim, começar do zero e enfrentar muitas dificuldades. Mas não tenho pressa, não comento com ninguém o que estou escrevendo, jamais aceito adiantamento de editor e não marco prazo.

Achar o “sotaque” de uma obra de ficção é sempre um enorme desafio para mim. Sei que meu estilo, por razões óbvias, tem muito de jornalístico, pois estou neste ramo há mais de 50 anos. Felizmente tenho conseguido um tom mais poético em algumas obras, como A ARTE DE SEMEAR ESTRELAS (Rocco) e MINHA AVÓ E SEUS MISTÉRIOS (Rocco).

Sou muito influenciado por Machado de Assis, Graciliano Ramos, Érico Veríssimo, Marguerite Yourcenar, Dostoievski, Camus, entre outros.

Que livro você mais tem recomendado para as outras pessoas?

Atualmente, por razões óbvias, o meu mais recente, o DIÁRIO DE QUARENTENA – 90 DIAS EM FRAGMENTOS EVOCATIVOS (Rocco), publicado em fins de 2020.

Entrevista sobre agricultura familiar – direitos humanos

Por Sara Campos

Publicado no site Terra Madre Brasil

Frei Betto
Frei Betto

“Não basta defender os Direitos Humanos em palavras e textos. É preciso retornar às bases populares”, aponta Frei Betto sobre a militância da agricultura familiar.

Um dos grandes símbolos de resistência durante a Ditadura Militar na Igreja Católica, Frei Betto conta com uma trajetória marcada pela defesa dos Direitos Humanos no país. Autor de 69 livros editados no Brasil e no exterior, foi premiado com o Jabuti de literatura pelas obras Batismo de Sangue (1982) e Típicos Tipos – perfis literários (2005). O escritor, jornalista e religioso esteve presente no Terra Madre Brasil 2020, na programação Diálogos do Terra Madre Brasil – Outros Caminhos Possíveis, junto com o músico e pesquisador de cultura afrobrasileira Tiganá Santana. O diálogo tinha previsto a participação de Jerá Guarani, impossibilitada pela dificuldade de conexão à internet.

Sara Campos: Poderia comentar o momento mais impactante durante a conversa que contou com sua participação no Terra Madre Brasil?

Frei Betto: Gostei de toda a conversa. Considero que toda ela foi impactante.

Sara Campos: O senhor possui uma larga experiência como defensor dos Direitos Humanos. No contexto político atual acredita que a militância desta pauta precisa passar por mais transformações?

Frei Betto: Sim, não basta defender os Direitos Humanos em palavras e textos. É preciso retornar às bases populares e promover intensa atividade de formação em Direitos Humanos junto a lideranças de movimentos populares e pastorais, sindicatos e associações, enfim, de todos os setores organizados no universo da periferia e da zona rural, onde vivem os marginalizados e excluídos.

Sara Campos: De que forma a agricultura familiar pode contribuir para a garantia dos Direitos Humanos nas áreas rurais do país?

Frei Betto: A agricultura familiar assegura 70% dos alimentos que nos chegam à mesa. No entanto, o governo concede muito mais recursos ao agronegócio, que exporta o que produz, goza de isenções tributárias absurdas (como a lei Kandir) e representa apenas 0,27% do imposto recolhido no país. A valorização da agricultura familiar é a solução para evitar o aumento da miséria no campo e nos livrar do império das gigantes manipuladoras do mercado alimentício, como Monsanto, Basf e outras produtoras de transgênicos. Além disso, é a agricultura familiar que conserva o saber agrícola ancestral, que nos salva do excesso de agrotóxicos e, portanto, de tantas enfermidades daí decorrentes.

Sara Campos: Seu nome esteve entre os grandes nomes do Programa Fome Zero, do governo Lula. Acredita que a sociedade civil pode contribuir com esse legado em ações que não envolvam o Governo Federal?

Frei Betto: Sim, como faz o Slow Food ao valorizar as produções artesanais e a agricultura familiar. Bom exemplo disso são os assentamentos do MST, baseados na agricultura orgânica e no sistema produtivo de partilha.

É uma ingenuidade total querer humanizar o capitalismo

Por Bárbara Schijman
Publicado no Página 12

Frei Betto
Frei Betto

O intelectual brasileiro fala da “hegemonia total do capital” em um mundo em pandemia

Ele chama seu presidente de Bolsonero, comparando-o com o imperador romano que entrou para a história por ter queimado Roma. Aponta a urgência da construção de um socialismo sólido e a necessidade de pensar estratégias contra a narrativa hegemônica dos setores conservadores.

Carlos Alberto Libanio Christo, mais conhecido como Frei Betto, é um reconhecido líder progressista latino-americano e uma das principais figuras da Teologia da Libertação. Escritor, jornalista e frade dominicano, passou quatro anos na prisão durante a ditadura militar brasileira, à qual se opôs de corpo e alma. Durante seu trabalho junto ao movimento popular, conheceu o ex-presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de cujo governo participou do programa Fome Zero. Ele escreveu 69 livros, editados no Brasil e no exterior, entre eles, Fidel e religião; Batismo de sangue e A Mosca Azul.

Que reflexos este mundo em pandemia abre para você?

Acredito que a pandemia é uma vingança da natureza, resultado de anos de dominação e devastação por seres humanos. Absolutamente tudo o que temos feito nos últimos 200 anos, a busca do lucro e do aproveitamento máximo dos recursos da natureza sem nenhum cuidado com a preservação do meio ambiente, resulta no descontrole da cadeia da natureza, que é totalmente desarticulada pela intervenção humana. Muitos falam em “antropoceno”, ou seja, a era da intervenção total do ser humano na natureza; mas prefiro chamar essa situação de “capitaloceno”. Ou seja, a hegemonia total do capital, da busca do lucro, do lucro; tudo isso que causa um desequilíbrio total do ambiente natural.

Todo esse processo de devastação ambiental é resultado de ganhos de capital privado. O problema não é o ser humano; o problema é o capitalismo neoliberal. E devemos lembrar que a natureza pode viver sem nossa presença desconfortável; não precisamos, precisamos da natureza.

Como você analisa a situação no Brasil?

No meu país a situação é catastrófica porque temos um governo neofascista. Eu chamo o presidente Jair Bolsonaro de “Bolsonero”, cheguei até a lhe dar esse apelido antes da revista The Economist. O Brasil está em pleno fogo, na Amazônia e em outras áreas, e o presidente não tem interesse em melhorar a situação ou mudar o rumo do que estamos vivendo. Tudo o que significa morte combina com ele. Vivemos sob um governo genocida e mentiroso.

Ele é tão flagrante que em seu último discurso na ONU disse que os culpados pelos incêndios na Amazônia são camponeses, pequenos agricultores da região e indígenas. Por isso, não há dúvida de que vivemos aqui no Brasil uma situação catastrófica administrada por um governo neofascista, que usa cada vez mais fundamentalismos religiosos para se legitimar. A saúde importa tão pouco para ele quanto a educação. Bolsonaro sabe muito bem que um povo educado é um povo que tem um mínimo de consciência crítica. E então para ele é melhor que o povo não tenha educação para que possa continuar a guiar uma massa ignorante. Claro que não por causa da missa em si, mas por causa das condições educacionais que não são propriamente oferecidas ao povo. Como se tudo isso não bastasse, voltamos agora a um mapa da fome, com um número enorme de pessoas que não dispõem do mínimo necessário dos nutrientes fornecidos pela Organização das Nações Unidas para Agricultura e Alimentação (FAO). Enfim, estamos em uma situação tremenda. Veremos o que acontece nas eleições municipais de novembro.

Que cenário você imagina?

Acho que as eleições serão um termômetro interessante para avaliar a aparência do nosso povo. Mas a verdade é que, nisso, não sou muito otimista. A pandemia ajudou muito para o Bolsonaro ter a hegemonia da narrativa, porque não existem manifestações públicas, são proibidas, ou não são convenientes, então só se ouve a voz do governo.

Ao votar a favor do impeachment contra a ex-presidente Dilma Rousseff, Bolsonaro dedicou seu voto à memória do torturador do Exército, Coronel Carlos Brilhante Ustra. Seu comportamento não deve ser surpreendente. Mas, o que explica que, mesmo assim, mantenha um piso considerável de apoio popular?

Tenho duas explicações para essa situação. Em primeiro lugar, a direita tem o domínio do sistema eletrônico das redes digitais, que prefiro não chamar de “sociais” porque não necessariamente criam sociabilidade. Acho que muita gente de esquerda, progressista, ainda não domina esse mecanismo. E também, como os donos dessas plataformas são favoráveis a setores próximos ao governo, muitos usam algoritmos e outros dispositivos para divulgar notícias falsas. E todo tipo de mentira Isso é muito poderoso porque hoje as pessoas descobrem muito mais sobre notícias e eventos por meio das redes digitais do que pela mídia tradicional. Este é um primeiro fator. O segundo fator está relacionado à mobilização dos mais pobres pelas igrejas evangélicas conservadoras. E depois há pessoas que abdicaram de sua liberdade para buscar segurança. Essa é a proposta do direito mundial: que cada pessoa abdique de sua liberdade em troca de sua segurança.

Frei Betto
Frei Betto

Diante deste último, e da narrativa hegemônica que ele descreve, o que dizer das vozes de esquerda?

Sobre isso nós, aqueles de nós que se sentem de esquerda, temos uma certa responsabilidade porque abandonamos o trabalho de base. Abandonamos o trabalho ao lado das pessoas mais pobres deste país. Nos treze anos que estamos no governo, não aumentamos esse trabalho de base, e esse espaço tem sido ocupado por essas igrejas evangélicas e alguns setores católicos fundamentalistas conservadores. Essas igrejas já percorreram um longo caminho. E isso também tem a ver com um projeto de inteligência dos EUA desde os anos 1970. Em duas conferências realizadas no México, a CIA e o Departamento de Estado já afirmaram que a Teologia da Libertação era mais perigosa que o marxismo na América Latina e que então toda uma contra-ofensiva deveria ser realizada. Essa contra-ofensiva vem de mãos dadas com o surgimento dessas igrejas eletrônicas que foram exportadas para a América Latina, África, Ásia e outros lugares.

A religião é o primeiro sistema de significado inventado pelo homem. Não há outro sentido mais poderoso e globalizante do que a religião. É por isso que há tantos que hoje buscam o domínio desse sistema. E nós, que somos progressistas na Teologia da Libertação, temos feito um trabalho de base intenso e muito positivo aqui no Brasil entre os anos 1970 durante a ditadura militar e também nos anos 1990, mas depois vieram dois próprios pontificados. conservadores, os de João Paulo II e Bento XVI. Foram 34 anos de desmobilização daquela igreja de base, daquela igreja das comunidades eclesiais de base; foram 34 anos de danos à Teologia da Libertação. Tudo isso abriu espaço para essa contra-ofensiva da direita evangélica.

Afirma que “não há futuro para a humanidade fora do socialismo”. Como o socialismo é construído nesta conjuntura?

Não espere que o capitalismo acabe para construir o socialismo. Temos que construir o socialismo dentro do sistema capitalista, ou seja, iniciar iniciativas populares de economia solidária, de partilha de bens, de fortalecimento de bases populares. É aí que começa, não há outra maneira. Não podemos voltar à concepção leninista do assalto ao Palácio de Inverno. Temos que denunciar o sistema capitalista, mas criar alternativas eficazes para este sistema, o mais longe possível da base. Dessa forma, acho que podemos quebrar esse sistema no longo prazo, mas devemos ter iniciativa e pressão e forças políticas. É um trabalho de longo prazo, essencial, e não vejo outra saída além disso na atual conjuntura.

Que exemplos dessas iniciativas você afirma?

Existem muitas iniciativas de setores populares em diferentes lugares. No Brasil, o Movimento Sem Terra tem iniciativas tipicamente socialistas. Recentemente, com a tremenda alta do preço do arroz no Brasil, o MST, que é grande produtor de arroz, não aumentou os preços e fez uma péssima venda. Muitas pessoas puderam descobrir as vantagens da agricultura familiar, onde os serviços e os lucros são repartidos entre famílias assentadas ou acampadas. Existem pequenas iniciativas que temos que fortalecer, e buscar espaços nos governos novamente, porque a possibilidade de trabalhar a partir do governo é muito importante e imensa, como fizemos durante as presidências de Lula e Dilma.

Infelizmente, não aproveitamos todas as possibilidades e, sobretudo, não fizemos um trabalho, para mim fundamental, que tenha a ver com a alfabetização política do povo. Muito mais deveria ter sido investido nisso. Se tivermos outra chance de voltar ao governo, teremos que enfrentar esse trabalho, que é fundamental. Se, por um lado, os treze anos de governo do Partido dos Trabalhadores promoveram muitos avanços sociais no Brasil – eles são os melhores de nossa história republicana -, por outro, não trabalhamos na alfabetização política do povo, no fortalecimento dos movimentos populares, e a democratização dos meios de comunicação.

Há quem defenda que o capitalismo deve ser humanizado. Isso é possível?

É uma ideia totalmente contraditória. Humanizar o capitalismo é o mesmo que arrancar os dentes do tigre, pensando que assim será tirada a sua agressividade; É uma ingenuidade total querer humanizar o capitalismo. Não há possibilidade disso; o capitalismo é inerentemente ruim. Seu próprio mecanismo endógeno é um mecanismo necrofílico. É um sistema que se alimenta do trabalhador, do consumidor, dos pobres. É uma questão aritmética: se não há tanta riqueza, não há tanta pobreza; se não há tanta pobreza, não há tanta riqueza. É impossível humanizar o capitalismo; É uma postulação muito ingênua e infelizmente ainda existem pessoas que acreditam neste mito.

Como é gerada a consciência democrática? Como trabalhar a democratização da sociedade em tempos como os de hoje?

Através de sistemas de comunicação – digital, impresso, audiovisual, etc.-, traduzindo para a linguagem popular muitos dos conceitos divulgados nos meios de comunicação de massa. Pessoas simples muitas vezes não entendem conceitos como dívida pública, investimentos estrangeiros, flutuação da taxa de câmbio, equipamentos de mercado. Isso exige metodologia – que Paulo Freire ensina – e equipes de educação popular.

Você imagina o Lula como presidente do Brasil novamente?

Talvez você tenha a oportunidade porque estão revendo seus julgamentos e sentenças, cheios de tantos preconceitos. Espero ter a chance de ser candidato novamente; é nossa esperança aqui.

Você imagina uma Igreja Católica menos conservadora, de fato atenta às proclamações que defende?

Como eu disse, a Igreja Católica passou 34 anos de pontificados conservadores que desmobilizaram em grande parte toda aquela obra popular das comunidades eclesiais de base, matéria-prima da Teologia da Libertação. Isso não vem da cabeça dos teólogos, vem das bases. Tudo isso foi desmobilizado. Podem ser tempos diferentes das mudanças que o Papa Francisco propõe, mas ainda assim a hierarquia intermediária entre as bases e as pessoas que detêm o poder na igreja não mudou totalmente. Ainda temos um grande número de bispos e padres muito conservadores e que não querem se engajar nas lutas populares, têm medo ou buscam seu conforto, seu conforto e não querem se colocar em risco. Há todo um trabalho a fazer Mas há setores da Igreja Católica e da América Latina que estão muito comprometidos com essas lutas pela defesa dos direitos dos mais pobres, dos direitos humanos; isso é muito forte em muitos setores.

Como você pensa sobre o futuro imediato?

Acho que no futuro imediato haverá uma exacerbação do individualismo. A pandemia exigiu o corte de relacionamentos face a face, então as pessoas vão ficar cada vez mais isoladas, com menos oportunidades de se relacionar e se reunir nas ruas, nos sindicatos, nos movimentos sociais, pelo menos até a vacina venha nos tirar dessa situação. E aqui reaparece a importância de saber lidar com redes digitais. Nós, a esquerda progressista, temos que aprender mais e mais como gerenciar essas redes e mudá-las, porque sabemos que muitos deles estão ali apenas para favorecer o consumo ou mesmo vinculados a serviços de espionagem, inteligência e controle de pessoas. Há muito o que lutar em torno disso, porque é um fator que veio para ficar. Muitas pessoas são informadas por meio dessas redes digitais. Temos que criar grupos com capacidade de dominar essas redes, negar notícias falsas e divulgar a verdade, os fatos reais. Esta é a única maneira de realizar um trabalho virtual de educação política.

Existe Teologia da Libertação hoje?

Sim, claro. A Teologia da Libertação abriu seu campo para outras questões que não são apenas lutas sociais, ela também aborda a questão da ecologia, questões da nanotecnologia, astrofísica, cosmologia, bioética. O problema é que perdemos muito das bases populares que estavam na base da Teoria da Libertação. Essas bases foram perdidas durante esses 34 anos de pontificados conservadores. Nossa tarefa principal é voltar às bases, voltar às aldeias, voltar às favelas, às periferias, voltar aos pobres, aos oprimidos, aos excluídos, como os negros, os indígenas, os LGBT. Todos nós temos que estar nesta luta; é aí que temos que caminhar.

Você está otimista?

Eu tenho um princípio: você tem que guardar o pessimismo para dias melhores. Não podemos jogar o jogo de um sistema que está procurando que permaneçamos calados, deprimidos, desanimados; Temos que continuar lutando. A história tem muitas reviravoltas. Já passei por muita coisa, algumas muito tremendas, algumas positivas. A prisão na ditadura militar, a força dos movimentos populares, a eleição de Lula, a eleição de Dilma… Estou otimista, sim. Não podemos considerar nenhum momento histórico como definitivo.

Para Frei Betto, bispos católicos agem como “reis”, mas continuarão a perder espaço para evangélicos

Por Inácio França
Publicado no Marco Zero

Frei Betto
Crédito: Instituto Brincante

Aos 76 anos, o mineiro Carlos Alberto Libânio Christo é um dos escritores mais produtivos do país. No início da quarentena, ainda no mês de março, lançou O Diabo na Corte, seu 68º livro, escrito ao longo de 2019 sobre a eleição e o primeiro ano de Bolsonaro na presidência da República. Sete meses depois, está prestes a lançar mais uma obra com título autoexplicativo: Diário de Quarentena.

Mesmo com bibliografia tão vasta, poucos conhecem o frade dominicano Frei Betto por seu nome de batismo. Foi a ele que a Marco Zero Conteúdo para interpretar qual seria significado da nota do bispo de Caruaru, dom José Ruy Gonçalves, pedindo votos contra o “comunismo” no cenário de tensão interna da Igreja Católica e na disputa de espaço com os evangélicos.

A entrevista

Há motivos para que um bispo use a Doutrina Social da Igreja como base para declarar “a aversão da igreja ao comunismo” e pedir voto contra a esquerda, como fez o bispo de Caruaru?

Os bispos são, de certa forma, reis em suas dioceses. Não precisam estar de acordo com o papa, exceto em questões fundamentais de fé e moral, e muito menos com a CNBB, a conferência episcopal. E nesse sentido a Igreja Católica é uma instituição democrática, apesar de sua estrutura formalmente autoritária. Qualquer bispo, padre ou religioso tem o direito de ter e manifestar suas opiniões políticas e ideológicas. Inclusive partidárias. O que discordo é pretender impor esta opinião para o conjunto dos católicos e, o que é pior, condenar as demais como se fossem heréticas… Discordo também de se usar o púlpito para pedir votos para este ou aquele candidato. Nosso papel deve ser pedagógico, ou seja, propagar os valores do Evangelho e deixar que cada fiel tire as suas conclusões. Mas, pessoalmente, estou convencido de que o Evangelho nos traz uma nova proposta civilizatória que não condiz com o capitalismo e nos leva, sim, ao socialismo. Todos nós cristãos somos discípulos de um prisioneiro político: Jesus de Nazaré. Ele foi assassinado na cruz por dois poderes políticos, o romano e o judaico, por anunciar, dentro do reino de César, um outro reino possível, o de Deus, que se baseia em dois pilares – nas relações pessoais, o amor; nas sociais, a partilha dos bens da Terra e dos frutos do trabalho humano. Vide meus livros Um homem chamado Jesus (Rocco), Parábolas de Jesus – ética e valores universais (Vozes) e O marxismo ainda é útil? (Cortez)

É correto dizer que as palavras do bispo de Caruaru parecem aproximar a Igreja Católica mais dos evangélicos eletrônicos e fundamentalistas do que da prática do papa Francisco?

Toda palavra que defende a primazia do capital sobre os direitos coletivos é contrária ao Evangelho e faz eco aos fundamentalistas das Igrejas eletrônicas. O compromisso do cristão deve ser o mesmo de Jesus – lutar para “que todos tenham vida e vida em abundância” (João 10,10). Ou seja, defender os direitos dos oprimidos e excluídos.

O que leva um bispo, como o de Caruaru, a não perceber que a política de morte de Bolsonaro é tão distante do amor à vida pregado pela fé cristã?

Diário de Quarentena

A ideologia, esse conjunto de ideias que temos por trás dos olhos e, no entanto, nos servem de óculos para encarar a realidade. E assim como não vemos os óculos que usamos e, no entanto, eles nos ajudam a enxergar, também a maioria das pessoas não se dá conta da ideologia que traz na cabeça. E como dizia o velho Marx, a ideologia que predomina em uma sociedade tende a ser a ideologia da classe que domina essa sociedade. Também grandes genocidas, como Mussolini e Hitler, foram apoiados por bispos e padres católicos.

Recentemente, 152 bispos publicaram uma carta-manifesto contra a política de morte de Bolsonaro. Em sentido oposto, os setores mais à direita dos bispos pretendem disputar com os evangélicos fundamentalistas o espaço político no campo conservador?

A carta-manifesto dos 152 bispos é um documento primoroso e merece ser divulgada ao máximo. Eis aí a voz profética da Igreja. Mas os bispos conservadores querem sim disputar espaço com os evangélicos fundamentalistas, mas estão longe de avançar. Enquanto o clericalismo, tão denunciado pelo papa Francisco, perdurar na Igreja Católica, ela perderá espaço para os evangélicos. Para formar um pastor católico (padre) são precisos oito anos de estudos, quatro de filosofia e quatro de teologia, e ainda a heroica virtude do celibato. Um pastor evangélico se forma em oito meses… e com a vantagem de não tirá-lo de seu meio. Se mora em uma favela, ali ele implanta sua comunidade de culto. Já o padre é sempre alguém que vem de fora da favela…

Qual o peso da parcela mais reacionária da Igreja Católica no episcopado brasileiro? Essa parcela desafia as mudanças que o papa Francisco tenta conduzir?

O episcopado católico era hegemonicamente progressista nas décadas de 1970-1990. No Brasil, lutou bravamente contra a ditadura militar. Porém, os 34 anos de pontificados conservadores (26 de João Paulo II e 8 de Bento XVI) desarticularam o movimento progressista e abriram espaço aos conservadores. Hoje, a CNBB é marcada por uma enorme diversidade. Predominam os moderados que, em momentos cruciais, tendem a somar com os progressistas, cujo contingente tem aumentado graças às mazelas necrófilas do governo BolsoNero.

Como os bispos e sacerdotes mais progressistas irão ou deveriam atuar nos processos eleitorais em 2020 e 2022?

Jamais apoiando este ou aquele candidato ou partido, mas se empenhando em promover a alfabetização política de nosso povo pela divulgação dos valores do Evangelho quanto à justiça, aos direitos dos pobres, à crítica à riqueza e ao poder tirânico etc. É o que trato em meu livro Um Deus muito humano (Companhia das Letras).

Quais os espaços políticos para os católicos progressistas e de esquerda, para além dos períodos eleitorais? Faço essa pergunta lembrando da afirmação de João Pedro Stédile de que a esquerda institucional se tornou mais interessada na eleição de deputados do que a realizar um trabalho permanente de organização popular.

Nunca deveria haver um partido cristão ou católico. Nossa fé não pode ser afunilada numa proposta partidária. E um partido não deve jamais ser confessionalizado. Deve ser laico e ter as portas abertas a todo tipo de pessoas, sejam elas crentes ou ateias, desde que sintonizadas com o programa do partido. Portanto, nos períodos eleitorais os católicos devem apoiar, não necessariamente candidatos católicos (Hitler se considerava católico!), e sim candidatos e candidatas identificados e comprometidos com a defesa dos direitos humanos, dos excluídos e marginalizados, e de uma sociedade de justiça e paz alternativa à sociedade capitalista.

Li entrevistas em que o senhor diz que não há razão para disputar espaço com os evangélicos fundamentalistas, mas sim voltar a fazer trabalho de base. O que seria esse trabalho de base nesse contexto de luta contra o autoritarismo?

Fora do trabalho de base a esquerda não tem salvação. Temos de retornar às favelas, às periferias, ao campo, aos movimentos de negros, indígenas, mulheres, LGBTodos e Todas etc. Como fizemos nas décadas de 1970-1990, adotando a pedagogia de Paulo Freire. Uma esquerda descolada da base popular está condenada ao fracasso. E não devemos ficar reféns dos períodos eleitorais. Temos que oferecer um projeto de Brasil ao nosso povo.

O cristianismo está preparado para lidar com o protagonismo da mulher e as causas feministas? O mesmo vale para a luta antirracista.

O cristianismo, como instituição, ainda é muito machista e patriarcal. Na Igreja Católica, enquanto as mulheres não puderem ser sacerdotes, bispos, papa, isso haverá de perdurar. Já o racismo não é tão acentuado entre os católicos, mas existe como atitude predominante do brasileiro, um racismo disfarçado e favorecido pelo fato de os negros, no Brasil, serem duplamente discriminados – por serem negros e por serem pobres.

Inácio França

Jornalista e escritor. Foi repórter do extinto Diário Popular (SP) e da sucursal paulista de O Globo. No Diário de Pernambuco recebeu, entre outros, os prêmios Cristina Tavares de Jornalismo e Vladimir Herzog de Jornalismo e Direitos Humanos. Assinou reportagens como free-lancer nas revistas Época, Carta Capital, Globo Rural e no jornal Lance. Longe das redações, foi secretário de Comunicação de Olinda, além de oficial-assistente e consultor do Unicef. Recebeu também o título de jornalista Amigo da Criança (Unicef/Fundação Abrinq). Publicou seis livros (crônicas de futebol, registros de memória e história oral e a novela ‘Terezas’)

Bibliófilos Mineiros: Frei Betto

Publicada no Câmara Mineira do Livro

Entrevista a “O GLOBO” sobre seu novo livro, “POR UMA EDUCAÇÃO CRÍTICA E PARTICIPATIVA” (Anfiteatro/Rocco)

Frei Betto
Crédito: Ignácio Costa

Com dezenas de obras já publicadas, o convidado desta semana é um dos principais nomes da luta democrática do país e que continua lançando livros, os mais recentes “Minha avó e seus mistérios” (Rocco) e “O Marxismo Ainda é Útil” (Cortez). Vamos conferir o Bibliófilos Mineiros de Frei Betto:

Livro de cabeceira: São dois – “Obras completas”, de Teresa de Ávila, por nutrir minha espiritualidade; e “Memórias póstumas de Brás Cubas” de Machado de Assis, para nutrir minha criatividade literária.

Livro que mais releu: Os quatro evangelhos, em especial quando elaborei sua versão ficcional em “Um homem chamado Jesus” (Rocco).

Livro de Infância: Obras de Monteiro Lobato.

Último livro que deu de presente: Os dois de minha autoria lançados em setembro deste ano de 2019: “Minha avó e seus mistérios” (Rocco) e “O marxismo ainda é útil?” (Cortez).

Último livro que ganhou de presente: “Como as democracias morrem” (Zahar), de Steven Levitsky e Daniel Ziblatt. Fundamental para entender a atual conjuntura política mundial.

Livro que emprestou, não foi devolvido, mas nunca foi esquecido: Uma edição anotada de “Grande Sertão, Veredas”, de Guimarães Rosa.

Último livro que leu: “Rondon – uma biografia”, de Larry Rohter (Objetiva).

Livro que comprou e até hoje não leu: Vários, como a biografia de Leonardo da Vinci escrita por Walter Isaacson e editada no Brasil pela Intrínseca.

Último livro que leu para alguém (e para quem): Meu infantil “Uala, o amor” (FTD), para uma sobrinha de 5 anos.

Livraria ou biblioteca favorita: Livraria da Vila, e a biblioteca do convento em que moro, ambas na capital paulista.

Livro que desistiu no meio do caminho: “Ulisses”, de James Joyce. Embora eu goste muito de “Retrato do artista quando jovem” e “Dublinenses”, tentei três vezes e não consegui digerir “Ulisses”, uma maçaroca.

Livro mais valioso: Em que sentido? Para mim são valiosos todos os livros que me enriquecem cultural e espiritualmente.

Entrevista a O GLOBO sobre o novo livro, “Por uma Educação Crítica e Participativa”

Frei Betto: entrevista a “O GLOBO” sobre seu novo livro, “POR UMA EDUCAÇÃO CRÍTICA E PARTICIPATIVA” (Anfiteatro/Rocco).

O senhor tem grande experiência em educação, tanto como teórico como junto a projetos pedagógicos populares, e em “Por uma educação crítica e participativa” o senhor aborda desafios contemporâneos da área. O senhor acredita que, além das deficiências educacionais históricas do Brasil, temos à frente problemas nunca antes enfrentados?

Frei Betto: Temos muitos problemas ainda a serem enfrentados, porque nosso sistema educacional é arcaico, burocrático, e agora agravado por essa proposta deseducativa de “Escola Sem Partido”. Uma das maiores contradições brasileiras é o investimento em cursos superiores superarem largamente o que se faz na pré-escola e no ensino fundamental. Insistimos em plantar a árvore pela copa, e não pela raiz… Os professores são mal pagos, a escola pública está sucateada e, para coroar o bolo com pimenta ardida, o governo ainda congela por 20 anos o investimento em educação. Isso explica o triste fato de, em 2017, entre 4 milhões de redações no Enem apenas 53 merecerem a nota máxima!

As novas tecnologias, hoje ferramentas fundamentais para a educação (inclusive a EAD), também trazem riscos de desinformação. Isso se manifestou nestas eleições, em que as chamadas “fake news” superam, em muito, o alcance dos veículos tradicionais. O senhor aborda o tema no livro, abrangendo também a força da mídia televisiva no livro. Como o senhor acredita que a tecnologia digital pode ser usada a serviço da educação?

Frei Betto: Primeiro é preciso equipar as nossas escolas de ferramentas digitais. E ensinar a lidar com elas. Nem sequer a maioria das escolas deu o passo da tradicional interpretação de textos (era literária) para o olhar crítico frente à TV, ao cinema e aos múltiplos recursos da internet (era imagética). O resultado é milhões de pessoas sujeitas à descostura das mensagens digitais, escravizadas pelas algemas virtuais do smartphone, jogando fora um tempo precioso que poderia ser investido no diálogo ou na leitura. E pensam que estão navegando quando, de fato, estão naufragando…

Um dos assuntos que o senhor aborda no livro é a questão da Escola sem Partido, que foi um dos temas de campanha de muitos candidatos conservadores, com o apoio de uma grande massa de eleitores. Para o senhor, esta pode ser uma das maiores ameaças à educação e a autonomia dos professores no país? Casos recentes de professores agredidos em sala de aula ou do livro “Meninos sem pátria”, que foi proibido no Santo Agostinho, já demonstram o impacto que este tipo pensamento já causou?

Frei Betto: Na educação não existe neutralidade. Ou se formam pensamento crítico, critérios de discernimento e seleção de valores preferenciais ou o aluno fica sujeito ao que “aprende” das redes digitais e da sedução publicitária. Em vez de cidadão protagonista passa a ser mero receptáculo consumista. Com o risco de ficar refém dos quatro “valores” do mercado: beleza, riqueza, fama e poder. Isso explica por que há uma farmácia em cada esquina, e não uma livraria, um cineclube ou um espaço de criação artística.

O senhor destaca no livro a importância de Paulo Freire, apontado como a “raiz da história do poder popular brasileiro”. Apesar de ser reconhecido mundialmente como um dos maiores educadores de todos os tempos, Paulo Freire passou a ser atacado no país por grupos que vêem seu método como uma forma de “doutrinação ideológica”. Corremos o risco de ver as escolas pararem de formar cidadãos ao se tornarem apenas repetidoras de conteúdo?

Frei Betto: Ingênuo quem pensa que a publicidade, o entretenimento, a versão elitista da história não são doutrinação ideológica. O que os que desprezam a obra de Paulo Freire – e a maioria sem jamais ter lido um livro dele – são os que insistem em encarar o mundo pela ótica ideológica dos dominadores, e não dos dominados. Assim, são “educados” na convicção de que negros são intelectualmente inferiores aos brancos; índios, seres primitivos que atrapalham o progresso; mulheres, potenciais objetos eróticos; e homossexuais, meros pervertidos. Não se constrói uma nação com tanta segregação, preconceito e discriminação.

O senhor relata muitas experiências bem-sucedidas em educação popular, desde as ações de alfabetização em fábricas, junto ao MST ou em conjunto com as CEBs etc. O senhor acredita que ao longo dos anos houve um afastamento das políticas educacionais junto às bases populares e hoje o país paga esta conta?

Frei Betto: Paga, e caro, pois nas avaliações internacionais o Brasil figura sempre na rabeira comparado a outros países, inclusive da América Latina. No governo Lula, à sombra do Fome Zero, implantamos um amplo sistema de educação popular – cuja história está ainda por ser pesquisada e contata – conhecida por Recid, Rede de Educação Cidadã. Ela abrigava 800 educadores populares profissionalizados e mais 1.000 voluntários, destinados a favorecer a cidadania dos beneficiários das políticas sociais. Isso já não existe, e o resultado é a dependência dos favorecidos aos subsídios do governo, e não pessoas empreendedoras em busca de sua emancipação econômica e social.

Outro tema muito debatido atualmente que o senhor aborda no livro é a chamada “ideologia de gênero”. Hoje, defensores do Escola sem Partido tratam qualquer conteúdo que alerte sobre a homofobia e outros preconceitos como “ameaças à família”. Como propor uma educação inclusiva e sem medo de assuntos tabus neste contexto?

Frei Betto: Nossas escolas nem sequer fazem educação sexual, tamanho o tabu. Quando muito, dão aulas de higiene corporal para se evitar doenças sexualmente transmissíveis. Aulas nas quais não se ouvem duas palavras fundamentais: afeto e amor. Resultado: preconceito, gravidez precoce, sexualidade desprovida de sentimentos, promiscuidade etc. Negar a diversidade de gênero equivale a retornar à cosmologia de Ptolomeu e proclamar que é o sol que gira em torno da Terra… Como diria Galileu Galilei, apesar de tudo, a diversidade existe.

O senhor também defende uma educação em direitos humanos, que possa ajudar a assegurar os direitos fundamentais que todas as pessoas possuem. Este é outro ponto que vem sendo questionado pelos grupos conservadores, que constantemente relacionam os direitos humanos a “privilégios” ou a “defesa de bandidos”. Como fazer com que a escola volte a defender esta bandeira, que deve estar na base de qualquer sociedade justa e igualitária?

Frei Betto: Uma escola que não trata de direitos humanos, não faz da ética um tema transversal, não educa politicamente (não confundir com partidariamente), está fadada a deformar seres humanos e não a formar. Esse tipo de “educação” é que gera gente como os que, semana passada, entraram na UnB, em Brasília, e rasgaram livros de direitos humanos. Nesse ritmo, como predisse Darcy Ribeiro, vamos ter um país com mais e mais cadeias, que só poderiam ser reduzidas com mais e mais escolas. Não me estranha que, em plena campanha eleitoral, há quem proponha dar a cada cidadão uma arma, e não um lápis ou uma caneta…

O livro traz reflexões a partir do quadro educacional do Brasil, que no último relatório da Unesco estava na 88ª posição entre 127 países, ou em penúltimo lugar na lista de 36 nações pesquisadas pela OCDE. De que forma podemos reverter este quadro, num cenário de congelamento de recursos e de redução de investimento em áreas correlatas à educação, como cultura, ciência e tecnologia? Como podemos nos aproximar das nações de ponta se não conseguimos resolver os nossos problemas crônicos na educação?

Frei Betto: Não podemos. A menos os que ousemos promover uma revolução na educação. Perguntando, por exemplo, como o Japão, que é do tamanho do Maranhão, pobre e destroçado pela guerra na década de 1940, em poucos anos se tornou uma potência mundial. Sem educação não há solução. E todos nós somos frutos da educação que recebemos ou da deseducação que nos foi imposta.

Em muitos sentidos, inclusive espirituais, o livro defende que “saber educar é saber amar”. Em um momento em que uma polarização política acirra os ânimos, provocando casos de agressões e até homicídios, qual o papel da educação para eliminar a cultura do ódio que se mostra cada dia mais forte?

Frei Betto: O ódio é um veneno que você toma esperando que o outro morra. De que vale uma escola ou uma educação que ignora os temas fundamentais da vida, como amor, solidariedade, altruísmo, perda, fracasso, doença e morte?

Publicada no jornal carioca na sexta, 12 de outubro de 2018

Frei Betto revisita viagens ao mundo socialista e reflete sobre religião em novas obras

Escritor e teólogo relembra 33 anos de diálogos com líderes políticos e busca novo olhar sobre o cristianismo.

Em 33 anos de viagens a países socialistas, Frei Betto intermediou relações entre os políticos e as religiões.

RIO — Buscar conexões entre o cristianismo e o marxismo é uma constante na trajetória de Frei Betto. Há décadas, o teólogo e escritor mineiro viaja pelos países socialistas intermediando as tensas relações entre Estado e religiões.
Espécie de diário de viagem, “Paraíso perdido — viagens ao mundo socialista” (Rocco) descreve os bastidores desse longo trabalho, em que Frei Betto dialogou com líderes católicos e políticos, como Ernesto Cardenal, Fidel Castro ou Lech Walesa. Publicado pela primeira vez em 1993, o livro volta agora às livrarias em uma edição revisada e ampliada, que abarca 33 anos de reflexão sobre os desafios e as contradições do socialismo. O lançamento no Rio está previsto para a próxima segunda-feira, às 18h, no Esch Café Leblon (Rua Dias Ferreira, 78). No mesmo evento, será lançado outro livro inédito de Frei Betto, “Um Deus muito humano” (Fontanar), que propõe um novo olhar sobre Jesus.

— Ao longo de meu trabalho em países socialistas, descrito em “Paraíso perdido”, sofri a dupla desconfiança: católicos que me julgavam agente do Partido Comunista, e comunistas que me viam como agente do imperialismo vaticano… — lembra Betto, em entrevista por e-mail. — Felizmente bispos e dirigentes políticos, meus anfitriões, me demonstraram confiança. O diálogo é sempre a melhor ponte para comprovar que diferenças não são necessariamente divergências, e entre pessoas de convicções distintas pode haver convergências.

A jornada se inicia com uma conversa com Ernesto Cardenal, em 1979, quando o poeta e (então) revolucionário sandinista se escondia na Costa Rica. Nos trinta anos seguintes, Betto percorreu países socialistas como Cuba, China, Tchecoslováquia, Lituânia e Polônia. Após a queda do muro de Berlim, em 1989, o autor restringiu-se a Cuba, país no qual encontrou ótimo diálogo com as lideranças locais, especialmente com seu amigo Fidel Castro.

— Hoje, em Cuba, são excelentes as relações entre Igrejas e religiões em geral e a Revolução — avalia o autor, lembrando que sua entrevista com Fidel em 1985, publicada no livro “Fidel e a religião” (a ser relançado pela Companhia das Letras, com introdução atualizadora), teve papel importante para “erradicar o medo dos cristãos e o preconceito dos comunistas”.

Para o escritor, recuperar as viagens pelas entranhas da esquerda é uma maneira de compreender os impasses de hoje. O marxismo, diz ele, é um método de análise da realidade, “mais do que nunca útil para se compreender a atual crise do capitalismo”.

— Revisitar o socialismo é importante para encontrarmos uma saída ao capitalismo que só agrava a desigualdade mundial, como analisa (o economista francês Thomas) Piketty — afirma.

O livro, porém, também faz um balanço dos erros da esquerda no período.

— O socialismo cometeu o erro de, ao socializar os bens materiais, privatizar os bens simbólicos. Todos tinham acesso a uma vida digna, mas só a cúpula dirigente desfrutava o direito de sonhar com “outros mundos possíveis”. E um valor profundamente enraizado na subjetividade humana, a religião, foi descartado, condenado e humilhado. O capitalismo faz o contrário: privatiza os bens materiais e socializa os simbólicos. Todos têm direito de sonhar em voz alta, mas não de alcançar o mínimo necessário à vida digna.

Ao retratar o colapso soviético, Frei Betto reflete sobre o abismo que se formou entre os entusiastas da Teologia da Libertação, que “falavam como revolucionários”, e os marxistas que tentavam se adaptar a uma nova linguagem, mais “digerível por aqueles que detinham a hegemonia do neoliberalismo”. Neste sentido, qual seria o lugar da Teologia da Libertação depois que o capitalismo passou a dominar o mundo?

— A esquerda acadêmica, teórica, sem vínculos com os movimentos populares, desapareceu após a queda do muro de Berlim — responde. — Restaram os que mantêm contatos com os mais pobres, como é o caso dos adeptos da Teologia da Libertação, e militantes de outros movimentos, como o indígena. Mas assim como a fé não pode pretender transformar-se em ideologia, a ideologia não deve ser encarada como religião. Essa distinção ajuda, hoje, a evitar, ao menos entre católicos e comunistas, a confessionalização da política, como querer submetê-la aos preceitos da Igreja ou ao caráter ateu do partido. Infelizmente os partidos comunistas tardiamente se deram conta de que Estado e partido devem ser laicos, como hoje ocorre em Cuba.

Com a esquerda cooptada pelo liberalismo, diz Frei Betto, estaria cada vez mais difícil encontrar líderes políticos que busquem novos caminhos:

— Como previu Robert Michels em 1911, a esquerda no poder se deixou seduzir e trocou princípios por interesses. Hoje, no bojo da crise europeia, onde está a está a alternativa de esquerda? O “socialista” Hollande? E no Brasil, a política econômica do PT monitorada por Joaquim Levy?

O escritor vem acompanhando de perto a recente aproximação de Cuba com os Estados Unidos, que ele descreve como “o choque entre o tsunami consumista e a austeridade comunista”.

— Espero que Cuba não se transforme em uma mini-China, nem que seu futuro seja o presente de Honduras ou da Guatemala…

Já com “Um Deus muito humano”, que também será lançado segunda-feira, Frei Betto chega ao seu 60º título, sem contar as coautorias. Uma produção maciça que requer disciplina: o autor reserva 120 dias do ano só para escrever. São dias sagrados, nos quais se isola, desliga o celular e mergulha nos textos. No novo livro inédito, ele busca entender as diferenças entre o Jesus da fé e o Jesus da História — questão já trabalhada em “Um homem chamado Jesus” (Rocco), onde descreve os quatro evangelhos em forma de romance.

— Todo ponto de vista é a partir de um ponto. O Jesus dos cristãos fundamentalistas e homofóbicos não é o meu — explica.

— O desafio não é ter fé em Jesus, é ter a fé de Jesus.

Para o profeta, diz ele, o amor não seria apenas um sentimento, mas sobretudo um ato de veracidade e justiça.

— Exemplos são o bom samaritano, que mudou a sua rota em função do homem caído na estrada, e o pai do filho pródigo, que acolhe o filho antes deste se desculpar. E o papa Francisco, na encíclica “Louvado Sejas”. enfatiza a dimensão social e política do amor.

Jornal O GLOBO por Bolívar Torres 01/08/2015